Aún puedo sentirlo. El dolor, la desesperación. Creía que era mi amigo. Creía que me había portado siempre bien, como el quería. Pero entonces... entonces voces, golpes y esa cadena. Esa cadena fría, punzante. Un viaje eterno a un lugar desconocido. Más golpes, más gritos y entonces ocurrió. Me rodeó el cuello con la cadena y me dejo colgando de aquella valla metálica. la cadena se me iba clavando más y más alrededor del cuello. la sangre empezaba a brotar. Ya me había rendido. Iba a morir allí colgada... Entonces ocurrió un milagro. Unas personas me vieron y corrieron a ayudarme. Intenté defenderme por instinto y miedo. Sus caras horrorizadas al verme hicieron que me temiera lo peor. Me llevaron a un lugar con otros muchos perros como yo. Ahí hablaron de sacrificarme, de que era demasiado tarde, pero una mujer se negó. Se ofreció a cuidarme "hasta que apareciese mi dueño" pero yo sabía que eso nunca iba a pasar. Los primeros días fueron horribles. El dolor era insoportable,...